IWORI MEYI (IWORI MEJI): PATAKÍES, SIGNIFICADO, CONSEJOS, OBRAS O EBBOSES Y SECRETOS.

Estando en el cielo Iwori era el olodu (apóstol) más antiguo de Orunla. Él era muy eficiente en el arte y las prácticas de Ifá. Crio varios sacerdotes celestiales y tambien tuvo muchos subtítulos trabajando para sí. Sin embargo, él era muy engreído lo cual explica porque eventualmente perdió su antigüedad ante Ejiogbe y Oyekun Meyi, quienes eran por otro lado mucho más jóvenes que el en el cielo. Hizo muchos trabajos en el cielo, aunque de esto no existen los cuentos ya que no les permitió a sus seguidores en el cielo que vinieran a la tierra los cuales hubieran revelado sus trabajos celestiales aquí. Sin embargo, algunos de sus trabajos celestiales han sido contados por aquellos que han beneficiado de los mismos.

LOS TRABAJOS DE IWORI MEYI EN EL CIELO.

Eji-koko Iwori hizo adivinación para el sol, la luna y la oscuridad. Su título en el cielo era Kpau Yakata. El hizo adivinación para el sol, la luna y la oscuridad cuando ellos estaban viniendo hacia el mundo. En Yoruba se le llama ojo al sol, oshukpa a la luna y okuku a la oscuridad. Él le aconsejo a los tres hermanos que hicieran sacrificio de la manera siguiente:

  • El sol debía hacer sacrificio con un montón de escobas, tela blanca, gallo blanco y una gallina blanca.
  • La luna debía hacer sacrificio con tela roja, un gallo carmelita y una gallina carmelita.
  • La oscuridad debía hacer sacrificio con tela negra, un gallo negro y una gallina negra.

Él les aconsejó que hicieran sacrificios para que la gente del mundo pudiera honrarlos y respetarlos, pero más especialmente para que la gente no los pudiera mirar a la cara desdeñosamente. Lo más importante era que el sacrificio estaba destinado a darles poder y energía, lo que los haría indispensables donde quiera que fueran. La luna dijo que él era demasiado hermoso y popular como para preocuparse por algún sacrificio. La oscuridad dijo que ya él estaba dotado con los rasgos adecuados para exigir respeto y miedo donde fuera.

Él también se negó a hacer sacrificio alguno. El sol fue el único que hizo sacrificio. Sin embargo, ya anteriormente la luna había hecho sacrificio por amor, lo que es la razón por la cual la gente se alegra cuando ve la luna nueva. Después de haber hecho el sacrificio al sol, se le dio el montón de escobas con el cual hizo sacrificio para que lo tuviera siempre en su mano con el consejo de que debía apuntar a la cara de cualquiera que osara mirarlo de frente. Esos son los rayos del sol que deslumbran los ojos de cualquiera que trata de mirarlo directamente a la cara.

Sin embargo, el sol es admirado debido a que el calor que genera se utiliza para una variedad de propósitos en todo el sistema planetario. A nadie le interesa mucho la oscuridad y a ésta no se le utiliza para ningún propósito tangible debido a que no hizo sacrificio. Por esta misma razón, la luna solo es admirada, pero ni se le teme como al sol ni se le utiliza con fines productivos.

IWORI MEYI HIZO ADIVINACIÓN PARA AKUN (LA CUENTA DE CORAL).

Antes de abandonar el cielo, las cuentas tambien fueron a Iwori en busca de adivinación. Este, sin embargo, le indicó a tres de sus sustitutos que hicieran la adivinación para la cuenta ellos eran:

  • Afun yin yin
  • Ake yin yin y
  • Oyin yin ke bi ala

Ellos consultaron Ifá para la cuenta de coral (akun en yoruba e ivie en bini) que se llamaba Olomo Akeriwaye en el cielo. Le aconsejaron hacer un sacrificio para poder vivir para siempre en la tierra como un objeto de adorno y nobleza, y para ser tratado con respeto y dignidad. El sacrificio consistía en un macho cabrío, una rata, un pescado, una gallina blanca, una paloma blanca, tela blanca y hilo blanco. Olomo Akeriwaye hizo el sacrificio antes de venir al mundo y fue recibido con júbilo cuando llegó. Desde entonces, ha exigido respeto de todos y cada uno y se le asocia con la aristocracia real y los adornos ceremoniales.

ÉL TAMBIÉN HIZO ADIVINACIÓN PARA EL PLOMO.

En el cielo, dos awoses que trabajaban para Iwori Meyi, hicieron adivinación para el plomo (oje en yoruba y ose en bini) cuando se le consideró inútil. Los awoses eran Kaun Gere Awo Ilé Aran Y Afosile Awo Ode Kanran Musi, Adifafun Oje Mini Mini Nigba Ti Gbogbo Orun Fi Oju Imere Wo Oje. Se dijo que debido a su físico maleable, no viviría mucho después de llegar a la tierra.

Se pensaba que era una unión destinada a morir temprano en la tierra. Los awoses le aconsejaron hacer sacrificio con un pato, un gallo y un buitre. Él hizo el sacrificio y llegó al mundo donde vivió tanto que sobrevivió a todos los que esperaban que muriera joven. Por esta razón, se compuso un poema en su honor, que los awoses cantan hasta el día de hoy en alabanza a su longevidad:

  • Ungun-ungun kii ku lewe kange
  • Maadagba maadarigbo kange

QUÉ QUIERE DECIR.

El buitre no muere en la infancia, yo viviré hasta una edad avanzada porque el plomo no se pudre y el bronce no se oxida. Cuando se hace adivinación con Iwori meyi para alguien enfermo, se debe hacer un sacrificio especial (ono Ifá) para vivir mucho tiempo. Este trabajo fue el último que hizo Ejikoko Iwori antes de venir al mundo. Compuso el siguiente poema antes de llegar finalmente a este lugar:

Ejikoko Iwori

Alade Teeju Momi Koo, Womi Iré

Bo Omode Baa Teju, Moma Ri Owo

Bo Omode Baa Teju, Aamofa,

Ejikoko Iwori

Alade Teeju Momi Ko Wo Omi Iré,

Ejikoko Iwori

Jengen Jengen Jengen

Awaade Olode Ogbodo.

 

EJIKOKO IWORI HIZO ADIVINACIÓN PARA EL LEÓN, LA VACA Y EL BÚFALO.

El león, la vaca y el búfalo nacieron del mismo padre, quien era el rey de los animales en el cielo. Cuando este partido hacia el mundo, se hizo necesario que uno de sus hijos lo sustituyera como rey de los animales. Mientras tanto el león corrió al adivinador de su padre, Ejikoko Iwori en busca de adivinación. Se le aconsejo que hiciera sacrificio del modo siguiente:

  • Que tirara diez pedazos de carne de elefante al río.
  • Que sirviera su cabeza con paloma y nuez de kola.
  • Y que diera un macho cabrío, filtro y cuentas a esu.

Después de hacer el sacrificio correspondiente, el búfalo se convirtió en rey, pero su reinado se caracterizó por la violencia y la crueldad. Los demás animales, preocupados por la situación, acudieron a Ejikoko Iwori en busca de ayuda. Él les aconsejó que tuvieran paciencia y les dijo al león y a otros que si querían convertirse en reyes, debían hacer lo necesario para tener su propio Ifá.

Mientras tanto, la esposa del rey vaca, quien había sido acusada injustamente de robar carne, huyó con su esposo a la tierra. El león, decepcionado porque no había sido coronado rey, buscó el consejo de Ejikoko Iwori, quien le recomendó tener su propio Ifá para lograr su objetivo.

Finalmente, los animales descontentos buscaron a Ejikoko Iwori para pedirle consejo sobre cómo poner fin al reinado del búfalo.

Oten – omo ilara

Ogoro – omo olode

Oju – omo ijarere

Después de la proclamación del león como rey legítimo, todos los animales comenzaron a vivir en paz y armonía. El león demostró ser un buen líder y resolvió los problemas de la comunidad de manera justa y equitativa. También construyó una corte real y nombró a sus consejeros y ministros.

Desde entonces, se llevó a cabo una ceremonia anual en la que todos los animales se reunían para dar gracias al creador por la paz y la armonía en la comunidad animal. En esta ceremonia, el león ofrecía sacrificios a los dioses en agradecimiento por su sabiduría y guía.

La historia de la comunidad animal sirve como un recordatorio de que la verdadera grandeza no proviene del poder o la fuerza, sino de la sabiduría y la justicia. El león, a pesar de haber sido golpeado y humillado, demostró ser un verdadero líder que condujo a su comunidad a la paz y la prosperidad.

IWORI MEYI PARTE DEL CIELO HACIA LA TIERRA.

Mientras tanto, en el cielo, Iwori Meyi era el más antiguo de los olodus de Orunla, pero su dilación y complacencia lo llevaron a la tercera posición cuando llegó a la tierra. Cuando Orunla regresó de su primer y único viaje a la tierra, invitó a sus 16 hijos a acompañar a los hijos de otras divinidades para fundar allí una morada permanente.

Después de pensarlo mejor, propuso que fuera uno tras otro en lugar de irse todos de una sola vez. Iwori Meyi fue el primero en presentarse y dijo que él era tan útil en el cielo que aún no había llegado el momento de partir. Además, planteó que un buen general no envía a sus mejores soldados para ser los primeros en la batalla, por lo que propuso que omo nighorogbo, que se convirtió en ejiogbe en la tierra, debía ser el primero en partir.

Deseoso de alagar a Ejiogbe, lo describió como el único olodu lo suficientemente sociable como para interactuar de manera efectiva con las otras divinidades y expresó que sería un mejor embajador de la casta Orunla. Ejiogbe se ofreció a guiar la ida ya que tenía una buena razón para ir a la tierra. Como ya vimos en Ejiogbe, fue coronado rey del día tan pronto como llegó a la tierra debido a que llegó allí en pleno día. Cuando llegó, informó acerca de sus hallazgos en la tierra. Fue también Iwori quien propuso a Orunla que Oyekun meyi debía ser el próximo en ir a la tierra, como ya vimos en Oyekun Meyi, este nacido de noche y eventualmente fue coronado el rey de la noche.

Cuando Iwori Meyi comenzó a oír las noticias de cómo la vida estaba prosperando en la tierra, decidió seguir a sus dos hermanos. Tan pronto como tomó la decisión de venir al mundo,

los Siguientes Awoses Hicieron Adivinación Para Él:

Akaka Raka, Moni Tiika Owara Wini, Oju Egun Iba Afo Demi, Mu Akpoko-akpwa Mo Mu Ko

 

«Las personas fuertes hacen fuertes a otras. Un lugar sagrado divino siempre está rodeado de misterios. Mi padre me dijo que llevara el bolso de éxitos al cuello, así no entregarás el bolso de la prosperidad a nadie». Estos son los nombres de los tres awoses que hicieron adivinación para Iwory meyi antes de que abandonara el cielo y partiera hacia el mundo.

Ellos también le aconsejaron que le diera un macho cabrío a Esu y un gallo a su cabeza, o cualquier cosa que supiera que él se comería. Le dio el macho cabrío a Esu, una paloma a su cabeza y un carnero a Ifá. También fue a Olodumare (el dios todopoderoso) en busca de autorización y bendición. Cuando abandonaba el palacio divino, preguntó por Akpominijekun (el bolso del misterio) y Dios se lo dio. Después de esto, partió hacia el mundo.

EL NACIMEINTO DE IWORI MEYI.

Su padre era un mendigo, mientras que su madre era una sacerdotisa divina. La madre se llamaba Jetti (la desaliñada) y su padre se llamaba Ako-oko. Aún en el útero, atraía regalos y bendiciones sobre sus padres. Durante el embarazo, a menudo se le permitía no pagar por los servicios o bienes que recibía. Con frecuencia se le decía que el niño en su vientre era un gran sacerdote de Ifa que merecía respeto.

El día de su nacimiento, lloró en la parte delantera de la casa de su padre, pero su llanto resonó en la parte trasera de la casa. A menudo se le dejaba solo debido al misterio que rodeaba su vida. A menudo se adentraba en el bosque, donde usaba todo tipo de follaje para frotar su cabeza. Creció con limitaciones, ya que sus padres no siempre tenían una buena posición económica.

Incluso de niño, ya era un adivino, y muchas veces podía hablar sobre los problemas de la gente. En una ocasión, les dijo a sus padres que se sirvieran mutuamente las cabezas para que pudieran prosperar. El padre debía utilizar una gallina para servir la cabeza de la madre, mientras que ella debía utilizar un gallo para servir la cabeza de su padre. Después del sacrificio, su tierra mejoró de manera asombrosa.

IWORI MEYI COMPITE POR ANTIGÜEDAD EN LA TIERRA

Cuando Iwori nació, se dio cuenta de que sus dos hermanos menores, Ejiogbe y Oyekun Meyi, habían sido coronados respectivamente como reyes del día y la noche. Desde entonces, Iwori estaba decidido a demostrar su superioridad celestial en la tierra en comparación con sus hermanos. Incluso su signo, dos adentro y dos afuera, había sido diseñado para desafiar la autoridad de Ejiogbe y Oyekun.

Sin embargo, sus hermanos también estaban decididos a imponer su autoridad terrenal sobre él. Un día, mientras estaba sentado frente a su casa, vio una larga procesión acercándose, liderada por Ejiogbe a caballo. Iwory no se inclinó ante él, lo que enfureció a Ejiogbe, quien ordenó que en el futuro, Iwori se encerrara en su casa durante el día si no podía someterse a la autoridad del rey del día.

Más tarde, cuando Iwori vio otra procesión liderada por Oyekun Meyi, tampoco se inclinó ante él, lo que llevó a Oyekun Meyi a ordenar que Iwori se limitara a salir de su casa durante la noche si no podía someterse a la autoridad del rey de la noche.

Iwori se retiró a su casa, disgustado por la actitud de sus hermanos, y decidió que tenía que hacer algo para demostrar su superioridad sobre ellos.

Este pasaje describe la historia de Iwori Meyi, uno de los Odus en la religión yoruba. Iwori Meyi era el tercer hijo de su familia y tenía problemas con sus dos hermanos mayores, Ogbe y Oyekun, quienes se consideraban superiores a él. Como resultado, Iwori fue castigado y no podía salir de su casa durante el día o la noche.

Esu, una deidad Yoruba, se transformó en un jefe para aconsejar a Iwori que invitara a sus hermanos a una reunión para solucionar sus problemas. Después de discutir, se acordó que Iwori ocuparía el tercer lugar en la jerarquía familiar.

Sin embargo, Iwori quería tener la misma autoridad que sus hermanos y consultó con los sacerdotes de Ifá celestial, quienes le aconsejaron que hiciera un sacrificio de un carnero. Después de hacerlo, Iwori regresó al mundo con la misma autoridad que sus hermanos.

El pasaje también destaca la importancia de la reencarnación y el papel de Ifá en la religión Yoruba. El autor del pasaje incluso comparte su propia experiencia personal de cómo los sacerdotes de Ifá le aconsejaron sobre la salud de su hijo y descubrieron que su hijo era la reencarnación de un hijo anterior que había muerto poco después del nacimiento. El Ifá de su hijo es Iwori Meyi.

COMO IWORI MEYI EVENTUALMENTE SUPERÓ A SUS HERMANOS.

Los awoses que habían hecho la adivinación para Iwory en el cielo regresaron a la tierra varios años después con una proclamación: quien fuera capaz de revelar sus nombres sería recompensado con riquezas. Aquellos que no supieran sus nombres serían enviados de regreso al cielo. Los monarcas regentes que no lograron adivinar los nombres fueron obligados a regresar al cielo y se confiscaron todas sus posesiones terrenales.

Después de tratar con los reyes, los awoses visitaron la casa de Iwori, quien estaba sirviendo su cabeza en ese momento. Antes de esto, consultó a su Ifá, quien le aconsejó ofrecer un macho cabrío a Esu con akara, eko, un güiro de vino de palma y tres garrotes. Además, debía servir la cabeza con una guinea antes del sacrificio a Esu.

Iwori siguió las instrucciones de Ifá y Esu construyó un pequeño quiosco cerca de la entrada de su casa. En el día en que los caballeros celestiales llegaron, Esu les ofreció comida y bebida en el quiosco. Mientras comían, les preguntó sobre su misión en la tierra y les informaron que iban a poner a prueba a Iwori.

Si podía adivinar sus nombres, se convertiría en rico, pero si fallaba, sería enviado de regreso al cielo.

Después de que Esu revelara los nombres de los caballeros celestiales a Iwori, él los recibió con familiaridad y estrechó sus manos íntimamente. Les dijo sus nombres en orden de importancia, mencionando a Akaka Raka Moni Tiika Como Ojuere Ree, A Owara Wini Oju Egun Como Odojo Meta Y A Iba Afo Demi Mu Akpoko Como Ojure Re Ekerubo. Los caballeros celestiales quedaron asombrados de que Iwory pudiera saber sus nombres y le preguntaron cómo los había descubierto. Iwori les explicó que Esu se lo había dicho todo.

Los caballeros celestiales se sintieron tan impresionados por la sabiduría y la astucia de Iwori que le otorgaron riquezas y bendiciones en abundancia. A partir de ese día, Iwori se convirtió en una figura de gran renombre y se le consideró uno de los hombres más sabios y astutos del mundo. La historia de cómo Iwori fue capaz de descubrir los nombres de los caballeros celestiales se convirtió en una leyenda que se contó durante generaciones, y la astucia y la inteligencia de Iwori se convirtieron en un modelo a seguir para muchas personas.

Después de esto, Esu les hizo señas a los visitantes para que se sentaran y fue a la habitación a buscar nueces de kola para ofrecérselas como agradecimiento por su ayuda en el servicio de la cabeza de Iwori. Cuando Iwori se retiró a la habitación, Esu les preguntó si eran adivinos, y ellos respondieron afirmativamente. Mientras tanto, los hombres colgaron su misterioso bolso de tesoros en un clavo de la pared del salón de estar.

Cuando Esu vio que habían colgado el bolso, les dijo que tres días antes, un adivino le había dicho a Iwori que tres adivinos de una tierra desconocida lo visitarían cuando él estuviera sirviendo su cabeza. El adivino le aconsejó a Iwori que utilizara a los tres adivinos para servir su Ifá, con el fin de prosperar. Los hombres huyeron dejando el bolso de tesoros detrás de ellos. Cuando Iwori salió de la habitación con las nueces de kola, Esu le dijo que los visitantes se habían marchado.

Sin embargo, Iwori le dijo a Esu que fuera a buscarlos. Esu los llamó y les dijo que recogieran su bolso. Ellos respondieron que, como compensación por saber sus nombres, dejaban el bolso a Iwori para su beneficio. Entonces, Esu le dijo a Iwori que los visitantes habían huido y que no tenían intención de regresar. Esu dirigió la atención de Iwori hacia el bolso abandonado, revelando que era un bolso lleno de riquezas cuyo propósito era enriquecerlo.

Al principio, el bolso parecía estar chorreando sangre fresca, pero cuando lo abrieron, vieron que contenía todo tipo de artículos de riqueza, como dinero, bronce, seres humanos, de todas las descripciones en múltiplos de varios cientos. Iwori Meyi, entonces, agradeció a Esu con otro macho cabrío fuerte. Después de esto, invitó a todos los adivinos, incluyendo a sus dos hermanos, a una comida detallada, al final de la cual cantó en alabanza de los adivinos celestiales, y hubo alegría y jubilo.

Así, aunque Iwori Meyi perdió la batalla de la antigüedad ante sus dos hermanos mayores en la tierra, se convirtió en una persona mucho más próspera que ellos. Si Iwori Meyi sale en Ugbodu, el iniciado seguramente será muy próspero en su vida futura, siempre que no abandone su Ifá y mantenga un estrecho contacto con Esu mediante sacrificios frecuentes.

CÓMO IWORI MEYI SE CONVIRTIÓ EN UN FUERTE SACERDOTE DE IFÁ.

Después de volverse rico, todos los demás empezaron a envidiarlo. Así que, por adivinación, fue a consultar a un adivino llamado Atari Ogbigbo Mu Arayen Bi Oje (la punta del pico del tiokan es tan fuerte como el plomo). El adivino le aconsejó que hiciera un sacrificio con un carnero fuerte a los ancianos de la noche y un macho cabrío a Esu. Iwori Meyi hizo los dos sacrificios. Después del sacrificio, los ancianos de la noche trabajaron en él durante 7 noches para convertirlo en un hombre fuerte e invencible. En el séptimo día le dieron cuatro ojos con los cuales podía ver en la noche. Al mismo tiempo, Esu también invitó a los hombres fuertes del día para prepararlo durante siete días. Al séptimo día, le dieron a Iwori otros cuatro ojos con los que podía ver cualquier cosa que sucediera de día. Por eso, él es considerado el Olodu más fuerte del día y de la noche, lo que eventualmente lo hizo más poderoso que los reyes del día (Ejiogbe) y de la noche (Oyekun).

LOS ÚLTIMOS TRABAJOS DE IWORI.

Después de que se volvió fuerte y rico, muchos subordinados lo rodearon y él los entrenó en el arte y la práctica de Ifá. Después de transmitir sus conocimientos a sus substitutos, ellos lo ayudaron a hacer adivinaciones para cualquiera que buscara ayuda. El primer substituto de él era Okiti to Berebero Maye, quien hizo una adivinación para Oni Iwori Eyo cuando su suerte estaba a punto de cambiar de la penuria a la prosperidad. Él le aconsejó a Oni Iwori Eyo que hiciera un sacrificio con mucho maíz y frijoles porque prosperaría antes de que terminara el año.

Al sacrificio debía agregar un gallo blanco y una paloma blanca. Él hizo el sacrificio. Después de hacer el sacrificio, el sacerdote de Ifá dividió el maíz y los frijoles en dos porciones cada uno y le dio una parte para que la llevara consigo. Al mismo tiempo, se le aconsejó que se moviera de un lado a otro. De acuerdo con el consejo de los sacerdotes, Oni Iwori Eyo comenzó a moverse y así continuó hasta que llegó a un lugar donde los pájaros del bosque estaban celebrando una reunión.

Cuando llegó al lugar de la reunión, los pájaros le pidieron comida y él les dio maíz. Cuando terminaron de comer el maíz, pidieron más comida y él les dio los frijoles. Después de comer los frijoles, le preguntaron si le quedaba algo y él les dijo que ya no le quedaba nada más para ofrecerles. En un gesto de gratitud, los pájaros le aseguraron que se convertiría en un hombre rico antes de que terminara el año. Un pájaro llamado Aluko (Awe en Bini) se arrancó dos de sus plumas y se las dio, mientras que la cotorra también se arrancó dos plumas para él.

Otro pájaro llamado Okin, el pavo real, también se arrancó dos plumas y se las dio, después de lo cual él continuó su viaje. Poco después se encontró con Oggún, el gran guerrero, que regresaba de una batalla con 200 cautivos al frente y 200 cautivos en la retaguardia que cargaban los saqueos de la guerra. Cuando se encontró con esta caravana, se detuvo para saludar a Oggún, aunque le dijo que a pesar de su aspecto belicoso le faltaba dignidad y nobleza.

En este relato, Esu inspiró rápidamente a Oggún para exigirle a Oni Iwori Eyo que le mostrara cómo ser digno y noble. Oni Iwori Eyo ordenó que los seguidores de Oggún cerraran los ojos y rápidamente colocó dos plumas de aluko rojas en la cabeza de Oggún. Después de esto, les pidió a los seguidores que observaran el nuevo aspecto de Oggún, y todos exclamaron: «¡Ogún yee!».

Cuando Oggún les pidió comentarios sobre su nuevo aspecto, todos confirmaron que se veía noble y honorable. A partir de entonces, Oggún usó una pluma roja como parte de sus insignias reales. Oggún entregó a Oni Iwori Eyo los 200 cautivos y lo que llevaban, como compensación. Luego, Oni Iwori Eyo continuó su camino y llegó al palacio de Olofen, quien estaba sentado en su trono.

Una vez más, Oni Iwori Eyo le dijo al rey que, aunque parecía próspero, su aspecto carecía de majestuosidad y nobleza. Al pedirle al rey que le mostrara lo que quería decir con majestuosidad y nobleza, Oni Iwori Eyo insertó la pluma de okin en la corona de Olofen. La audiencia del palacio comentó que el nuevo aspecto del rey era majestuoso. Oloin entregó parte de su reinado a Oni Iwori Eyo para que lo administrara, y este continuó su viaje.

Finalmente, llegó donde Orisa Nla estaba sentado en su trono divino. Una vez más, Oni Iwori Eyo le dijo a Orisanla que aunque tenía autoridad sobre todo el universo, su aspecto carecía de dignidad y majestuosidad. Cuando Orisanla le pidió que le mostrara cómo ser honorable y majestuoso, Oni Iwori Eyo insertó las dos plumas de cotorra en la cabeza de Orisanla. Cuando todos abrieron los ojos y vieron el nuevo aspecto de Orisanla, gritaron: «¡Baa taa laaoo!». Orisa se sintió muy contento y le entregó a Oni Iwori Eyo 10 unidades de cada uno de los tesoros más valiosos de la tierra.

Al final de su viaje, Oni Iwori Eyo se había convertido en un hombre muy rico, más rico que cualquier otro de los alrededores.

ÉL HIZO ADIVINACIÓN PARA UNA HIJA ÚNICA.

Agbonmota Lo Otun y Agbonmota loori fueron los dos seguidores de Iwori que hicieron adivinación para Omokon y Okombi, la única hija de sus padres. Los adivinadores le aconsejaron que se limitara sola tanto de día como de noche. También le aconsejaron que ofreciera la cabeza de un gallo y un macho cabrío a Esu. Además, debía recolectar diferentes tipos de alimentos, incluyendo ekuru (emieki en bini) y un pollo pequeño, y atarlos en un bolso de rafia (oke en yoruba y ebo en bini) para ofrecer como sacrificio en medio del bosque a sus enemigos (erhee en bini y ota en yoruba). También debía ofrecer un gallo a Shangó.

Después de hacer el sacrificio a Esu, su padre le pidió que preparara comida. Pero mientras ella estaba ocupada preparando la comida, todas las mujeres del mercado se habían ido, y el camino estaba solitario y abandonado. A pesar de esto, ella decidió ir sola a su casa para dejar el sacrificio y luego ir al mercado a comprar los materiales restantes para el sacrificio.

Cuando llegó al centro del bosque, se detuvo a orar con el bolso del sacrificio, y en ese momento apareció el bandido más notorio del bosque, quien la llamó. Ella comenzó a temblar, pero el bandido fue detenido por Esu, quien le dio pensamientos más conciliatorios. El bandido dejó caer su machete y le pidió que primero fuera al mercado a comprar algunos artículos para él.

Le dio dinero para que comprara un gallo y le mostró la ruta que debía seguir en su viaje, alertándola para que regresara sola. Mientras ella estaba en el mercado, una fuerte tormenta comenzó a soplar seguida de un fuerte aguacero que arrancó de raíz un árbol grande de los alrededores donde el bandido vivía en el bosque y aplastó su choza, acabando con su vida.

Cuando la lluvia paró, la muchacha regresó al bosque para llevarle el gallo al bandido, pero no recibió respuesta. Sin embargo, vio las señales de un árbol caído, y caminó por el sendero hasta que encontró al bandido muerto bajo el árbol. Entonces utilizó el gallo del bandido para ofrecer su cabeza en ese mismo lugar.

Cuando se puso de pie, vio todo lo que el hombre había saqueado durante sus años de bandidaje. Entonces recolectó lo que pudo de los valiosos tesoros y se fue a su casa. Al llegar allí, le narró a su padre sus experiencias y lo que había encontrado, y este inmediatamente la acompañó al bosque para recolectar lo que allí había quedado de valor. Mientras tanto, ella ofreció un sacrificio a Shangó con el gallo que había comprado en el mercado.

Después de todo, llevó dos chivos, telas y cuentas de collar para dar gracias a los sacerdotes de Ifá que habían hecho la adivinación para ella, añadiendo un bolso de dinero y una buena cantidad de ñame. Esta experiencia la llevo a la prosperidad.

Cuando este Oddun aparece en adivinación, a la persona se le deberá aconsejar que no ande sola en momentos de quietud para evitar el riesgo de caer víctima de merodeadores quienes pudieran matarlo a no ser que haga el sacrificio anteriormente recomendado.

ÉL HIZO ADIVINACIÓN PARA ORARE.

El tercer seguidor de Iwori Meyi era Aro Ni Ikpin, quien realizó una adivinación para Orare, un mendigo que estaba muriéndose de hambre. Después de vivir en la pobreza durante mucho tiempo, su Ángel Guardián se le presentó una noche y le aconsejó que fuera a consultar a Orunla. Entonces, él fue a ver a Eji Iwori, quien le pidió a Aro ni Ikpin que hiciera una adivinación para él. Se le aconsejó que hiciera lo necesario para Orunla. También se le dijo que le diera un macho cabrío a Esu y que después criara un perro abandonado después de hacer todos los sacrificios.

El hombre salió a buscar dinero para hacer las cosas que le habían solicitado. La tradición del pueblo en aquella época era que cuando el rey moría, todos los adultos varones compraban un perro y lo amarraban en el cruce de caminos. Koriko, el león, vendría entonces del cielo para llevarse uno de los perros. Entonces, cuando el oba del pueblo murió, todos los hombres comenzaron a amarrar a sus perros en diferentes cruces de caminos. Orare siguió el ejemplo de los demás y amarró a su estropeado perro en un cruce de caminos. Esto lo hizo solo para satisfacer la costumbre de su gente, ya que él estaba convencido de que el visitante celestial no se iba a interesar en su miserable perro.

Cuando Koriko finalmente visitó el pueblo, solo se llevó el perro de Orare. A la mañana siguiente, todos encontraron a sus perros donde los habían atado con la excepción de Orare, cuyo perro había sido tomado por Koriko. La costumbre del lugar era que la persona cuyo perro era llevado debía ser coronada como el siguiente rey del pueblo. Cuando los funcionarios verificaron que había sido el perro de Orare el que había sido llevado, lo invitaron al conclave secreto y lo prepararon para coronarlo. Subsiguientemente, fue el nuevo rey. Después de la coronación, preparó una comida de agradecimiento donde hubo alegría general y canto en alabanza del awo que hizo adivinación para él.

ÉL HIZO ADIVINACIÓN PARA KIMIUN.

El cuarto seguidor de Eji Iwori era Alatushe Kiite Atushe Arare Kuu, quien realizó una adivinación con Kimiun (dinosaurio) cuando otros animales intentaban privarlo de la tierra de su padre. Durante la adivinación se le aconsejó hacer un sacrificio con un carnero, un chivo y un macho cabrío. Después del sacrificio, el sacerdote le aconsejó que fuera a la tierra en cuestión, la rodeara con su orina y se parara en medio del terreno gritando una proclamación de su título sobre la tierra. Debía quedarse allí y observar los acontecimientos subsiguientes.

Él hizo lo que se le dijo y después de rodear la tierra con su orina, se paró en el medio y gritó que cualquiera que se sintiera justificado para discutir la propiedad de la tierra de su padre podría encontrarse con él para combatir. Como los otros combatientes que competían por el título hacía mucho tiempo que estaban buscando a Kimiun, se internaron en el bosque con la determinación de matarlo. Todos los que cruzaban el círculo de orina caían y morían al instante.

Cuando los otros vieron lo que estaba ocurriendo, corrieron dejando a Kimiun para que heredara en paz la tierra de su padre. Es por esto que a Kimiun se le describe como «Eni Tomu Ito Gba Uyi Owo Eron Koogbo». Cuando sale en adivinación para cualquiera que esté compitiendo por la propiedad de algo que por derecho le corresponda, se le deberá decir que haga un sacrificio similar y con seguridad ganará la contienda.

CONSEJO A LOS HIJOS DE IWORI MEYI.

Cuando más alto se hallaba en su prosperidad, un sacerdote de Ifá visito a Iwori Meyi. El sacerdote se llamaba Eni Aja Baawa Ni Aja Abino, que quiere decir: el perro regresa a la casa con la persona con la que salió. Le dio a Iwori Meyi el siguiente consejo en forma de un poema:

Ifá teju momi

Koo womi ririe

Eji koko Iwori

Okpee teju momi ririe

Eji koko Iwori.

“Mi Ifá me ha cuidado bien, yo también cuidare bien de mi Ifaá La palma divina deberá protegerme al igual que yo serviré a Orunla con todo mi corazón.”

Cuando Iwori Meyi sale para un recién iniciado en la religión de Ifá en Ugbodu, a la persona se le deberá aconsejar que sirva a Orunla con toda sinceridad porque Orunla también lo cuidará bien a él siempre.

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